Ritmo y Movimiento
  AEROBICOS
 

 


El Valor educativo del Aerobic

Conseguir un desarrollo personal óptimo y una mejor calidad de vida son aspectos que la sociedad hoy considera importantes y necesarios. Nadie duda ya del valor y trascendencia que tiene la actividad física para mejorar dichos asuntos tanto en adultos como en niños. Refiriéndonos a estos últimos, la población infantil, añadiremos que un desarrollo personal enfocado a través del cuerpo y el movimiento (punto de partida de nuestra disciplina) no puede reducirse a los aspectos motores sino que engloba otros como los expresivos, comunicativos, afectivos, cognitivos y lúdicos. Valoraremos el movimiento desde la educación para la salud pero también como medio de enriquecimiento y disfrute personal además de conductor para una buena socialización con compañeros/as del entorno. Tampoco podemos olvidar que cualquier actividad física realiza una función de compensación en cuanto que el movimiento compensa el sedentarismo habitual de nuestra sociedad urbana contemporánea.

Múltiples cuestiones a las que el vocablo FITNESS puede ir dando cabida. El término fitness que aglutina aspectos como la mejora de la salud, la imagen, la condición física y la ausencia de enfermedades tiene perfecto y justificado espacio en la educación física de niños y niñas. Pero teniendo siempre presente que los modelos utilizados para adultos no son válidos puesto que el/la niño/a no es un adulto en pequeño sino que, orgánicamente, es un ser totalmente diferente a éste.
Disciplinas como el “fitness infantil” y “aeróbic infantil” (con nomenclatura desigual según autores: AEROKID, FITKID, AERÓBIC INFANTIL, etc) permiten con sus contenidos basados en “el cuerpo, ritmo y movimiento” alcanzar objetivos óptimos para la educación integral que pretendemos:
  1. Desarrollo psicomotriz del niño/a.
  2. Expresarse a través del movimiento y la expresión corporal.
  3. Desarrollar las capacidades físicas. Debemos orientar la disciplina para un desarrollo de las capacidades y habilidades instrumentales. Que perfeccionen o aumenten las posibilidades de movimiento.
  4. Relacionarse con otras personas. El aeróbic como elemento socio integrador.
  5. Conservar y mejorar la salud. No hay que olvidar las estadísticas que apuntan a un 50% de nuestros niños/as con sobrepeso y a un número elevado también de obesos infantiles en la actualidad, debido al sedentarismo y mala alimentación, con las consiguientes repercusiones no sólo físicas sino psíquicas y sociales que esa realidad conlleva.
  6. Disfrutar con el ejercicio físico no competitivo y reconocer éste como una actividad de ocio. La actividad física ha de tener un carácter abierto, sin limitaciones por niveles de habilidad u otros criterios de discriminación.
  7. Nivelar las restricciones del medio. Uso excesivo del transporte para desplazamientos, abuso de la televisión, videojuegos, ordenadores…
  8. Conocer y valorar su cuerpo. Cada alumno/a alcanzará el nivel que sus posibilidades le permitan sin forzarle a conseguir retos imposibles. Es interesante incidir en la importancia de la propia aceptación, de sentirse bien con el propio cuerpo y de mejorarlo y utilizarlo eficazmente.
  9. Conocerse a sí mismo. El movimiento es uno de los instrumentos cognitivos de la persona tanto para conocerse a sí mismo como para explorar y comprender el entorno más cercano. Niños y niñas tomarán conciencia de su cuerpo y del mundo que les rodea.
  10. Evitar discriminaciones. El aeróbic y fitness en edad escolar ayuda a evitar discriminaciones por razón de sexo, en contra de los estereotipos sociales aún vigentes hoy que asocian el binomio “ritmo y movimiento” a chicas y los elementos de fuerza y competición a chicos. Planteada nuestra actividad de manera lúdica (situaciones de juego) y cercana a los intereses del alumno/a, este desequilibrio niño-niña se atenuará.
Conseguir equilibrio psíquico, liberar tensiones…
Por otra parte, abordaremos el tema relativo a los espacios donde impartir estas clases colectivas de “aeróbic-fitness infantil”. Además del ámbito escolar y extraescolar, gimnasios y centros deportivos son puntos idóneos para la referida práctica.
Centrándonos en estos últimos, es preciso constatar su inquietud creciente por ofrecer servicios de máxima calidad para los clientes. Observamos también que la práctica de actividad física en la población infantil va en lento pero progresivo aumento. Serían, por tanto, jóvenes clientes en la actualidad y potenciales clientes adultos en un futuro.
Salas espaciosas, seguras y llenas de color (atractivas a los ojos de los/as niños/as), monitores competentes y especializados (bien cualificados para la educación física infantil con el fin de poder ofrecer programas apropiados y seguros), horarios adaptados, precios razonables y una buena estrategia de marketing dirigida a niños y padres son ingredientes básicos para un éxito asegurado en cualquier gimnasio o centro deportivo.
Por último, abordando la figura del instructor y sus funciones, recordar que las clases dirigidas al público infantil, como en otras disciplinas similares, deben de seguir una metodología muy distinta a la utilizada con los adultos.
Clases muy variadas, divertidas y enérgicas sin olvidar que es posible la combinación de diversión y aprendizaje. Además de cariño, paciencia, creatividad, seguridad en uno mismo, efectividad, etc.
Añadir que en la intervención del instructor, algunos aspectos didácticos y metodológicos se tendrán en cuenta de una manera primordial. Entre ellos:
• Las actividades deben permitir la regulación del ritmo de ejecución y aprendizaje propio de cada alumno/a. Se debe atender a los diferentes ritmos y la intensidad estará en función de las diferencias individuales de cada niño/a.
• El/la monitor/a no se debe limitar a proponer situaciones en las que el niño necesite demostrarse a sí mismo de lo que es capaz, sino además de infundirle confianza y seguridad para conseguir realizarlas, de manera que no se inhiba frente al reto. Por otra parte se tomarán precauciones también con el alumnado con excesiva confianza en sí mismo. Hecho que puede hacerle olvidar los factores de riesgo.
• La actitud del instructor será una referencia y modelo constante para niños/as. Esta actitud configurará modelos positivos o negativos en ellos. No olvidemos este matiz.
• Nos encontraremos con grupos heterogéneos de nivel en la mayoría de las ocasiones. Supone una ayuda inestimable en estos casos el alumno con nivel más elevado, ya que servirá de posible modelo a imitar motivando a los demás miembros del grupo, produciéndose así una colaboración –interacción- entre ellos.
• Respecto a la distribución del tiempo anotaremos que nuestra actividad, per se, es diferente a las demás actividades que el niño/a realiza a lo largo del día. Por tanto dedicaremos un tiempo a la puesta en marcha, al iniciarlas, y una vuelta a la calma al finalizarlas. En el período infantil la clase no tiene que plantear una estructura de calentamiento y relajación excesivamente técnica.
• Dadas las características de los/as chicos/as de esta etapa son preferibles actividades de menor duración y mayor diversidad del tipo de las mismas, que un menor número de actividades y de duración mayor, evitando en lo posible los tiempos de inactividad o “tiempos muertos”.
Para concluir, y sabiendo que se dejan muchas e importantes cosas en el tintero, hay que recordar que el/la niño/a busca generalmente divertirse por lo que esto debe ser una constante en la aplicación y desarrollo de las sesiones. Intentar que el alumno esté motivado y se divierta al mismo tiempo que mantiene y/o mejora su salud y condición física es todo un reto. Una tarea difícil pero gratificante, muy gratificante.
 
Por: MIGUEL VIDIGAL.
Maestro especialista en Educación Física.
Profesor Cursos de Formación FEDA en Sevilla y Córdoba.
www.feda.net  
Abril, 2004

 

 
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